Podemos estimular la imaginación a través de escenarios virtuales en los que aparecen seres extraños, objetos que contrastan, elementos misteriosos, etc.
Con una aplicación de este tipo que permite invocar elementos aleatorios pulsando botones, mi alumno Alberto inventó historias breves, después de seleccionar los personajes y elementos de la escena. De alguna manera la narración se va hilvanando mentalmente a medida que observamos y elegimos esos actores y, luego…, ¡sólo «resta» redactarla!